El Acuario
de Sevilla abrió este martes sus puertas para sumergir al
público en el viaje que hizo Magallanes en 1519 a las Islas de la Especias
gracias a los 3.000
metros cúbicos de agua y más
de siete mil ejemplares.
El itinerario comienza con el primer viaje que
realizaron las cinco naos por el Guadalquivir, desde Sevilla hasta Sanlúcar de
Barrameda, con varios tanques con especies autóctonas, y continúa por el Océano
Atlántico, pasando por las Islas Canarias.
La navegación por el Atlántico se recrea en doce tanques y en el gran
oceanario, que alberga unos dos millones de litros de agua y una columna de
casi nueve metros de altura, lo que hace de él uno de los acuarios de tiburones
con mayor profundidad de la Península.
En él nada, junto a otras especies atlánticas,
'Margarita', uno de los dos tiburones toro hembras, que se erige en estrella
del acuario con sus casi tres metros de largo y 250 kilos de peso.
El salto del
Atlántico a la Amazonia se representa con la vegetación de la jungla,
donde se ve a los primeros reptiles, y se cruzará el estrecho de Magallanes
hasta llegar por el Pacífico a Filipinas, las Islas de las Especias; con el
posterior viaje de vuelta a España a los mandos de Juan Sebastián Elcano
atravesando el Índico y dando la vuelta a África.
En todo este recorrido se encontrarán especies tan
llamativas como tiburones grises, tiburones puntas blancas y puntas negras,
algún tiburón martillo, grandes meros, cocodrilos, anacondas verdes, tortugas matamata de la Amazonia, un
pulpo gigante -que llega a alcanzar un metro y medio- o anémonas gigantes.
Entre los siete mil ejemplares también hay espacio
para los peces más "frikis", como el mero Grace Kelly, los peces
loro, los peces globo, las vaquitas de mar o los peces cirujano. El Acuario de
Sevilla contará con un programa de conservación de tortuga boba en colaboración
con los gobiernos autonómicos de Valencia y Andalucía.
El trabajo con estas tortugas, adoptadas como mascotas del acuario, persigue
lograr en un tanque que recrea una playa artificial la puesta de huevos por
parte de parejas reproductoras para posteriormente trasladarlas a Cabo de Gata (Almería) e intentar que
esta zona vuelva a ser un área de nidificación.
Esas parejas llegarán posteriormente al acuario,
porque ahora es una tortuga boba procedente del Oceanogràfic de Valencia la que
se recupera en ese tanque tras ser encontrada en una malla de pesca.
Los visitantes podrán disfrutar también de los tanques
"toca-toca", donde podrán meter las manos y tocar algunas especies
vivas o pasar una noche con tiburones.
El acuario era el único elemento que quedaba por completar en el muelle
Delicias, ya que funcionan desde hace tiempo el aparcamiento subterráneo, los
restaurantes y la zona de atraque de cruceros. "Se han atravesado momentos
de calma y tempestad en la obra, pero, como Magallanes, hemos llegado a
puerto", recalcó
Iñaki Aguinaga, director de la empresa que explota el acuario,
tras afirmar que espera que las instalaciones supongan "un pequeño granito
de arena" para el impulso de la ciudad a través de la creación de riqueza y generación de
empleo, "pero también desde el punto de vista educativo e investigador".